martes, 18 de septiembre de 2018

Textos críticos sobre RM


La estética del realismo mágico

Arnoldo Mora - Ago 13, 2014

(Fragmento)

              Hace algunos meses murió Gabriel García Márquez, el colombiano más universal, el escritor latinoamericano más reconocido de la literatura actual en el mundo entero. Son ya bibliotecas enteras las que se han dedicado a coleccionar no solo sus abundantes obras literarias, sino estudios, tesis académicas, libros, ensayos, reseñas y crónicas de los encuentros y simposios en los que especialistas han dedicado a analizar sus obras y su vida, toda salpicada de anécdotas. García Márquez es un periodista convertido en genial novelista y cuentista. Su obra se expresa estéticamente. Sus escritos son obras de arte literario. No por casualidad fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura, ha recibido honores y merecidos elogios de gobiernos y academias, de editores, escritores, críticos; su huella ha trascendido en el espacio más allá de las fronteras de nuestra lengua y de nuestra geografía. Hoy, Gabriel García Márquez es el escritor más universal, no solo de nuestra América, sino del mundo contemporáneo.
                Por eso no nos ha de extrañar que haya sido el creador no solo de un estilo literario propio y muy personal que lo caracteriza como escritor individual, sino también de una corriente estética que le da un lugar destacado en la historia de la literatura regional y universal y personal que lo caracteriza. De ahí que se considera que su manera de escribir sea inconfundible. Con ello quiero decir que García Márquez tiene el incomparable mérito, entre otros, de haber creado una corriente estética, EL REALISMO MÁGICO, imitado y objeto de inspiración en todos los rincones del planeta, no solo en nuestras latitudes. Es el tratar de poner en relieve estos dos aspectos: fondo (historia violenta de Colombia) y forma (estética del realismo mágico) lo que me ha motivado a escribir estas líneas, mezcla de reflexión personal y de tributo de admiración a quien un sinnúmero de amantes de la literatura latinoamericana reconocemos como maestro y genio indiscutible. Como el arte es ante todo su forma (Ruskin), lo primero, tratándose de novelas y relatos, es comenzar por allí para, luego, remontar al fondo o trasfondo que rezuman esas incomparables  páginas salidas de la pluma del mayor de nuestros escritores latinoamericanos.

CONTEXTO CARIBEÑO
                Nuestra América no alcanza su madurez literaria sino a finales del siglo XIX, cuando el último girón del Imperio Español se hundió en las turbulentas aguas del Mar Caribe, con la exitosa culminación de la Guerra de Independencia de Cuba (1898). Es, precisamente, en el Caribe donde aparecen las dos corrientes literarias más originales en la historia de la literatura latinoamericana, gracias al gran aporte de raíz africana que denota la sensibilidad caribeña. Esta sensibilidad ha trascendido nuestras fronteras y hoy tiene una repercusión universal. Me refiero, en concreto, al Modernismo que surge a finales del siglo XIX en países caribeños, con el joven poeta Gutiérrez Nájera en México y con el prócer de la independencia y genial intelectual José Martí, y que llega a su plena culminación con la obra poética del nicaragüense Rubén Darío. El Modernismo nuestro está a la raíz del lanzamiento de la generación del 98, que renovó literaria, intelectual y políticamente a la anquilosada España del siglo XIX, a través de la obra de uno de sus más geniales representantes, el gallego Ramón María del Valle Inclán, quien decía con gran lucidez y honestidad que “Darío nos enseñó a los españoles peninsulares a hacer poesía”. A su vez, nuestro Modernismo se inspira en la corriente estética más vanguardista de la época, como fueron los poetas parnasianos de Francia. De Baudelaire, padre de la poesía contemporánea, es la célebre sentencia: “Poesía es lo que de música tienen las palabras”.
                Pero en el Caribe, gracias a sus raíces culturales afroamericanas, “música” no es lo mismo que lo que por tal entiende la cultura occidental desde que Pan con su flauta fijó la pauta de la estética musical; para la cultura occidental, “música” es, ante todo, melodía (“las armonías de las esferas celestes” de que hablan los pitagóricos), mientras que para las culturas de raíz africana “música” es, ante todo, ritmo. La música no se hizo solo para ser oída solitaria y estáticamente, sino para ser danzada tribalmente, para vivirla no solo con el oído sino también y principalmente con el músculo, no solo para ser objeto de contemplación y regocijo íntimos sino para compartir y conformar un grupo que entra en éxtasis mágico gracias al ritmo avasallador de instrumentos de percusión reiteradamente golpeados. Esta concepción de la estética musical marcará, a su vez, la concepción del arte poético que está a la raíz de la poesía modernista. El ritmo de la métrica modernista es sincopado como en el jazz. Si cuando se entra en el éxtasis de la danza se improvisa, se crea.
                En la poesía modernista y, en general, en la prosa de dicha estética, la improvisación es sustituida por la recuperación y el relieve que se da al lenguaje hablado. La poesía no se hizo para ser leída sino declamada de viva voz ante un público arrobado por el encanto mágico y melifluo de una palabra que nace con el autor (“poesía” viene del griego “poesis” que significa “creación”) como Dios-Padre en el primer día del Universo, según el libro del Génesis). Poeta es el creador de palabras y, con ello, de universos, de paraísos oníricos. Poeta es el retorno mediante el discurso poético a los orígenes del universo humano, es decir, del lenguaje como cuando José Arcadio Buendía dio nombre a todos los objetos en Macondo.
                La cultura caribeña, cuyo ritmo está haciendo bailar al mundo entero hoy en día, no solo viene de la africana; la cultura caribeña es, como la historia de su civilización, híbrida. Hay allí un amplio mestizaje dada la presencia de todas las potencias coloniales que han ocupado esas innumerables y estratégicas islas, en una guerra ininterrumpida desde la llegada del colonizador europeo y en donde lo geopolítico ha marcado su historia. Todas las culturas que vinieron al Nuevo Mundo provenientes del mundo entero, todos los grupos étnicos, todas las nacionalidades, han hecho del Caribe la región más rica y variada culturalmente de nuestro continente; desde la religión budú hasta las ideas inspiradas en el racionalismo de la filosofía ilustrada están a la raíz de ese mundo abigarrado donde negros y españoles, indígenas y europeos (ingleses, franceses, holandeses y portugueses) se han mezclado con grupos provenientes de ancestrales civilizaciones asiáticas como las provenientes de la India y la China.

MARAVILLOSO REALISMO
                Es dentro de este contexto que uno de nuestros más geniales escritores, el cubano Alejo Carpentier, creó a mediados del siglo XX la otra gran corriente estética literaria original de nuestra América, LO REAL MARAVILLOSO. Pero Alejo Carpentier, en muchos aspectos, siguió siendo un occidental. Para él, cuando se hace literatura, lo importante es escribir y no narrar. Su palabra, cuando creaba una novela, era la escrita. Su voz era un eco o resonancia de las páginas de la historia. Su concepción filosófica no era trágica, sino dialéctica. Para él, la historia no es más que el proceso por el cual las masas oprimidas adquieren conciencia de su identidad de grupo, recurriendo incluso a lo único que les toleró, no sin un evidente menosprecio. El amo blanco, como son las ancestrales tradiciones religiosas en todas sus novelas, se evidencia, de manera particular, en El reino de este mundo, en cuya introducción da a conocer el manifiesto de su nueva estética. En la siguiente novela, Los pasos perdidos, nos lleva por una especie de itinerario iniciático, en las diversas etapas histórico-culturales, en donde se identifican lo geográfico y lo temporal del Nuevo Mundo. La autoconciencia de los pueblos de nuestra América se ve reflejada en un viaje onírico a las profundidades de nuestra deslumbrante geografía, que muestra una barroca diversidad cultural al lado de una incomparable biodiversidad. Esta misma concepción profusamente imaginada de las raíces no occidentales se nota en la influencia que la música tuvo en su obra. Carpentier fue influenciado por la musicalidad caribeña en su prosa, aunque fue un notable musicólogo, un erudito del arte del barroco europeo, al igual que lo fue de la música y los instrumentos de su Cuba natal.
                La estética de LO REAL MARAVILLOSO debe verse como el antecedente inmediato de la estética del REALISMO MÁGICO que otro caribeño, Gabriel García Márquez, forjó. Las similitudes entre ambas reflejan las mismas identidades geográficas y culturales. También se reflejan en su manera de concebir la literatura y cómo se expresan en sus obras. Ambas estéticas pertenecen, como su denominación lo indica, al generado por la corriente REALISTA, pero no se trata en este caso de un realismo europeo, marcado por el positivismo filosófico, el cual define la realidad como hechos objetivos, sino por un “realismo” que se inserta en la historia de nuestros pueblos mestizos. Estamos, por ende, ante una realidad no de cosas, sino de acciones humanas que son producidas no por una causalidad física y mecánica, sino debido a la interacción de fuerzas sociales y de las estructuras que las mismas producen. Su materialidad son los actos humanos cuya comprensión solo es dada por el discernimiento de las intenciones que desde dentro los animan y explican. Con ello, se logra una comprensión más intuitiva que reflexiva, pero igualmente crítica, de la condición humana de esos pueblos sometidos “a cien años de soledad”, expresión inequívoca del sojuzgamiento de sus derechos y libertad soberana debido a siglos de colonialismo y de explotación económica y humillación social y política.
                Para penetrar en este universo de culturas ancestralmente marginadas no basta con escudriñar la espacialidad geográfica, sino escudriñar la historia y cómo ésta marca el subconsciente colectivo. La literatura, entendidas así las cosas, debe ser vista como la expresión formal y simbólica de la cruda realidad humana que viven los pueblos caribeños cuya amalgama de etnias y lenguas y culturas las convierte en una especie de muestra en de la mayor parte de los seres que componen la humanidad. Ya Bolívar (otro caribeño) decía que nuestra América es un microcosmos. En su cultura se ve reflejada la cultura de todos los pueblos. Su arte es un diamante cuya refulgencia hace gala de una policromía que nos trasporta en un arrebato o un éxtasis mágico, al igual que sus ritmos y leyendas, al igual que sus inauditas narraciones inspiradas en la versión popular de la concatenación de los hechos que jalonan su increíble e inverosímil historia, en donde el pueblo mezcla su inocencia preadánica con su malicia socarrona, en que lo cómico se amalgama con lo trágico en un realismo que tiene todo lo que hace de la literatura el reino de lo mágico y lo maravilloso. (...)


 Disponible en: http://semanariouniversidad.ucr.cr/suplementos/loslibros/la-esttica-del-realismo-mgico/




El realismo mágico. Conceptos, rasgos, 

principios y métodos

por María Achitenei
          El término "realismo mágico" apareció en la tercera década del siglo XX. Es un estilo en las bellas artes, que fue empleado por primera vez en 1925 por el crítico alemán Franz Roh, aludiendo a una escuela de pintura, y luego por el escritor Massimo Bontempelli, que se refería a una novela suya, como lo subraya Joseph Bernstein en www.geocities.com.
            El realismo mágico es una corriente literaria cuyos rasgos principales son la desgarradura de la realidad por una acción fantástica descrita de un modo realista dentro de la narrativa.
            Ángel Flores fue el primero en llamar el rico estilo literario sudamericano realismo mágico. A finales de los años sesenta el término empezó a embarcar a escritores de otros continentes. Paulatinamente, el realismo mágico fue ganando lugar en la conciencia literaria del mundo, hasta el punto que será necesario mucho más de una corriente literaria vanguardista para sustituir el realismo mágico y su poder. El realismo mágico apagó las diferencias culturales empleando una interpretación global y estándar; exagerándola algunas veces, y subrayando la tolerancia de que el ser humano es capaz. El realismo mágico empezó por decodificar la herencia del postmodernismo, así que el primer rasgo del estilo fue tratar las diferencias con deferencia.
            El realismo mágico también supera la imaginación de cualquier lector, sin desprenderlo de su cultura y tradiciones y todo aquello que se adquirió por educación, memorias heredadas de sus antepasados y de la vida misma.(..)
            Muchos escritores son considerados como pertenecientes a esta corriente literaria: entre ellos, podríamos mencionar a: Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Gabriel García Márquez, Isabel Allende, Salmán Rushdie, Lisa St Aubin de Terán, Louis de Berniéres, Gunter Grass, Laura Esquivel. De ellos, Carpentier llama 'real maravilloso' la búsqueda de propiedades mágicas dentro de la realidad misma: "lo maravilloso comienza a serlo de manera inequívoca cuando surge de una inesperada alteración de la realidad" en su obra El reino de este mundo, (Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1967, pág.12).
            Las propiedades que surgen de la realidad son: clarividencia, levitación, vidas largas al estilo bíblico, milagros, enfermedades mitad imaginarias que son exageradas hiperbólicamente; pero todo eso supone fe, como Carpentier lo subraya en la obra citada.
            Todo esto representa la parte mágica, mientras el realismo se encuentra en el modo de contar la narrativa: como si el hilo principal fuera realista y lo más importante, mientras que lo mágico no representa más que unos detalles ordinarios de poca importancia. El realismo mágico invita al lector a menospreciar lo real, a apreciar lo milagroso y a despreciar lo histórico.
            Los detalles resultan narrados en un tono neutro y sin destacar lo mágico, no sea que el lector le preste demasiada atención. El escritor da lo mágico por sentado.
            Pudiéramos tratar de enumerar las causas principales que condujeron a la irrupción del realismo mágico en el siglo XX:
  • La crisis de la religión: en el siglo de la velocidad y de los grandes descubrimientos técnicos, la humanidad dudaba de sus sentimientos ancestrales, empezando así a buscar algo nuevo, o, por lo menos a llenar los huecos de sus conocimientos sobre la creación del mundo.
  • El lector del occidente se había cansado de introspecciones y lucha psicológica de las ánimas de los personajes literarios, así que estaba listo para una historia épica rica, que no podría llegar sino superadornada de metáforas, hipérboles y sabiduría. Los lectores habían agotado la serie de experiencias en la literatura del principio del siglo XX y querían regresar a formas más antiguas: a aquellas historias de miles de años, contadas de una forma nueva: la del realismo mágico. Los lectores también querían que la actualidad —la realidad social que conocían— fuera pintada en palabras hipnóticas.
  • El realismo mágico llena el abismo entre la vida y la creación literaria con la premonición de un acontecimiento milagroso e inesperado, un acontecimiento que va a venir contado de un modo cautivador y cuasi primitivo.
  • El realismo mágico es una corriente del tipo afectivo, es una corriente experimental y repetida, que usa las más hondas raíces de la subconciencia humana, asumiéndose de este modo el papel ideológico que la religión había perdido, el papel que apela a las emociones y a las experiencias restrictivas, guardadas hasta entonces solo para los elegidos.
  • El aumento paradójico de la alienación y la soledad en el medio de un mundo más y más aglomerado tenía que ser resaltado en literatura (…)
  • El realismo mágico hace mover la plaza literaria a formas antiguas, fortaleciendo las estructuras antes de darles vida; el realismo mágico usa el libre albedrío con todo el respeto que emplea en los otros rasgos; da la impresión de que incluso el escritor queda sorprendido del desenlace de su escritura.
  • El realismo mágico apareció muy pronto después de que los vanguardistas habían experimentado nuevas formas de escribir, así que tuvo la ventaja de poder fundirlo todo y extraer solo los métodos que consideró como los más apropiados para la novela.
  • El realismo mágico apareció paralelamente con la cultura Beat y ambas corrientes descubrieron, por rutas y raíces distintas, la felicidad de las cosas simples.
  • El lector mismo pedía algo distinto, dado que el realismo y la realidad resultaban demasiado para soportar; había muerto tanta gente, así que el solo modo de enfrentar a la muerte era burlándose de ella; eso aumentó la necesidad de leer hazañas hiperbólicas emprendidas por personajes ordinarios, o, al revés, sobre personajes hiperbólicos dentro de una vida habitual. El lector necesitaba que lo invisible invadiera su vida para reforzarla, así como todos nosotros necesitamos de los milagros.
  • Cíclicamente, la gente recrea historias para recordar a sus héroes. Los pueblos e imperios grandes crearon epopeyas en sus períodos de gloria; ahora es el turno de cualquier país para crear historias épicas como cuentos de hadas, dentro del realismo mágico. El poder persuasivo de esta corriente es tan grande que, si creara unos héroes profetas, jugarían un papel demasiado grande para la literatura y entrarían en la vida real y la conmoverían. Así es como sus héroes fracasan en el esfuerzo de llegar a serlo, según la receta mágico- realista.
  • El realismo mágico es descrito por el lenguaje que usa, que no tiene fronteras; el realismo mágico se lo debe todo a la infinidad del tiempo que describe y a los espacios aislados, delineados solo por metáforas, metamorfosis y reiteración.
            Por consiguiente, si tratamos de seguir el rastro del realismo mágico y  ver en qué textos se basan sus raíces, podríamos mencionar unas influencias, o la estela de otras corrientes: el Barroco, la literatura picaresca, el gótico, la fábula, la tragedia, los mitos, las leyendas, las supersticiones de las tierras nativas, las alegorías, el realismo social, la parábola, el postmodernismo.
            Del realismo, el realismo mágico ha tomado la transparencia del lenguaje, la pseudo objetividad de las convenciones del siglo XX; pero el texto tuvo que expresar más que un oráculo de una sola voz.
            (…) Si el realismo se refiere a la semejanza de la obra literaria con nuestra realidad familiar, entonces sí, el realismo mágico es realista; objetos ordinarios, sentimientos familiares, datos históricos son presentados en todas las novelas mágico-realistas, pero ellos están súper adornados en causas y efectos metafóricos sobre un fondo hiperbólico.
            El realismo está representado fragmentariamente dentro del realismo mágico, como si solo rastros de la más importante estructura de narrar una historia se abriera paso en el enredo de la narrativa. Migajas del realismo pueden ser reconocidas en la narración mágico-realista por un lector atento:

  • realismo interior o exterior, basado en detalles;
  • realismo familiar, que resulta distorsionado por el realismo mágico, por una intromisión de diferencias ligeras de lo conocido;
  • realismo impresionista, haciendo notas de la percepción más que encasillando los detalles; también lo opuesto, poniendo los detalles en orden;
  • realismo puro, que trata de coger una verdad absoluta e imposible;
  • realismo social, de tipo revolucionario;
  • realismo espiritual, refiriéndose a las ideas, a los sentimientos, vicios y remordimientos de los personajes;
  • realismo cruel, pueril, empleado para destacar los rasgos del personaje positivo.
            (…) El mito ayuda al realismo mágico a lograr el matiz ritual, que, por ser tan antiguo, parece exótico.
            El realismo mágico se ramificó y lo que podemos ver hoy son dos grandes tipos: el hispanoamericano y el asiático. Es su dote genética de mezcla de razas y culturas que dotó a los escritores con tal explosiva imaginación. Escritores de otros países pertenecen también a ese estilo literario, pero si lo estudiamos y comparamos más profundamente, veremos que las novelas sudamericanas llevan el sello de una influencia, mientras que las novelas escritas en inglés llevan el sello de otra influencia, aunque las dos influencias tienen raíces comunes: el Barroco. Mientras las novelas de Salmán Rushdie son más semejantes al Culteranismo español cuyos rasgos fueron: metáforas, lenguaje poético, antítesis de ideas y conceptos, hipérboles, motivos mitológicos y descripciones de tipo sensorial, en la narrativa de Gabriel García Márquez podemos notar rasgos desarrollados del Conceptismo español: Ingenuidad, humor, tendencia moral, sabiduría, metáforas.
            El Barroco fue basado en "teatralidad, metamorfosis, ostentación", "sabiduría metafórica esencial", pero también en "movilidad, fluidez y desintegración interior produciendo antítesis al nivel existencial" (Adrián Marino,Barocul, Bucarest, Pág. 306).
            El rasgo principal del Barroco fue la oscilación entre la percepción de la realidad y de la irrealidad. El hilo literario se esfuerza por destacar detalles feos, hiperbólicos, extravagantes, ridículos, estridentes, chocantes o conmovedores que están entretejidos en un orden hipnótico para abrumar al lector. Todo eso puede ser notado en la escritura mágico-realista. (...)
                           Cuando el postmodernismo dejó de estar de moda, emergió el realismo mágico, cuyos autores redescubrieron los medios del gótico, con monstruos y seres estrafalarios, incesto y violencia, cosas raras e insólitas armas, y lo usaron todo para burlarse de ello, fingiendo tomarlo en serio al mismo tiempo. Los monstruos se volvieron repentinamente en héroes fabulosos que podían fundir los cristales de las tiendas: Oskar Matzerath (El tambor de lata, por Günter Grass), que podían parar el tiempo cuando querían, o podían hacer girar el tiempo: Ursula Iguarán (Cien años de soledad, por García Márquez) o Fevvers (Noches en el circo, por Ángela Carter), imitando de ese modo al legendario monstruo Polifemo del poema épico de Góngora.
El realismo mágico puede ser también descrito, como
"una narrativa corta que a veces es el comentario sobre una sociedad o sobre la condición humana presentada como una alegoría o parábola, casi siempre con un mensaje escondido, aunque no menos claro. Emplea frases utilizadas en los cuentos de hadas y el folklore" 
(Definición de la fábula, en Enciclopedia de lo fantástico, (Encyclopedia of Fantasy), por John Clute&John Grant, Londres: Orbit, 1999,pág.327).
            Como también en la fábula, las historias del realismo mágico tienen una moral, a veces declarada desde el principio, para enfocarla mejor. El realismo mágico usa la fábula para aumentar el valor moral de la escritura; trata de individualizar el fracaso moral de alguna clase social o de una nación, en el país imaginario que construye; por eso, el escritor emplea la sinécdoque, expresando la historia de una familia para la historia de un país entero; otra particularidad es que el escritor duda de los acontecimientos históricos como también de las creencias antiguas presentándolos en el lenguaje del cine —a veces con acentos melodramáticos que se esfuman bajo las metáforas pesadas, bajo las referencias frecuentes a las otras culturas, bajo las alusiones a obras olvidadas o, por el contrario, muy nuevas, y a las más nuevas teorías astrofísicas.
            Sin embargo, la referencia cultural está mezclada con hechos grotescos en todos los autores del realismo mágico; líneas surrealistas juntan escenas de pesadilla con influencia gótica:
"eran las doce menos cinco pero el general Rodrigo de Aguilar no llegaba, había un calor de caldera de barco perfumado de flores, olía a gladiolos y tulipanes, olía a rosas vivas en la sala cerrada, alguien abrió una ventana, respiramos, miramos los relojes(...) se oyeron los ruidos viscerales de las máquinas de los relojes en el silencio de un abismo final, eran las doce, pero el general Rodrigo de Aguilar no llegaba, alguien trató de levantarse, por favor, dijo, él lo petrificó con la mirada mortal de que nadie se mueva, nadie respire, nadie viva sin mi permiso hasta que terminaron de sonar las doce, y entonces se abrieron las cortinas y entró el egregio general de división Rodrigo de Aguilar en bandeja de plata puesto cuan largo fue sobre una guarnición de coliflores y laureles, macerado al horno, aderezado con el uniforme de cinco almendras de oro de las ocasiones solemnes, y las presillas del valor sin límites en la manga del medio brazo, catorce libras de medallas en el pecho y una ramita de perejil en la boca, listo para ser servido en banquete de compañeros por los destazadores oficiales ante la petrificación de horror de los invitados que presenciamos sin respirar la exquisita ceremonia del descuartizamiento y el reparto, y cuando hubo en cada plato una ración igual del ministro de la defensa con relleno de piñones y hierbas de olor, él dio la orden de empezar, buen provecho señores."
[El otoño del patriarca, por García Márquez, Mondadori, Pág. 125-126]
            El realismo mágico aprovecha de estas cosas grotescas para subrayar la parte socarrona del carácter humano. A ese estilo no pueden faltarle los rasgos oscuros del ser humano, porque, en efecto, el realismo mágico es sátira.
            Lo gótico del realismo mágico es trágico: es un intento de burlarse de la muerte y del destino tratando siempre satíricamente de vencerlos. Los elementos de la tragedia son muy poderosos dentro del realismo mágico, porque son semejantes a las estructuras de las tragedias antiguas. Así notamos:

  • un crimen está seguido por otros, por venganza;
  • hay un coro para comentar los principales acontecimientos de la obra;
  • el escritor usa la ironía para resaltar la importancia de la muerte;
  • los héroes son caracterizados por sus hazañas;
  • el fin es casi siempre catastrófico;
  • la historia es sometida al sino;
  • desde el primer momento de su aparición en la obra, los personajes emprenden su viaje a tropezones sea hacia el cielo, sea hacia el infierno y no hay otra alternativa.
   (...) En el realismo mágico, la tragedia resulta más como la imitación del sacrificio divino que como simples desastres sufridos por los mortales que no abren paso entre ellos y el lector para que todo se volviera mito y adquiriera un dejo ritual. La presencia de la muerte ya no es terrible y horripilante, dado que el realismo mágico apareció después de la segunda guerra mundial cuando había muerto tanta gente; en el realismo mágico la muerte es una presencia diaria y es la vida que logra valores metafísicos: la muerte ya no basta, así que al fin, el lector es testigo de la explosión del mundo entero.
            Claro que la mixtura es mucho más compleja y enredada, y contiene también una atmósfera que se adquiere por el desgarro de la realidad, por extender o comprimir unas secuencias de la realidad familiar. Los escritores emplean el coro de la tragedia griega para aumentar las creencias tradicionales y para obtener otros efectos especiales que enfoquen lo antiguo y las supersticiones. En Los hijos de la medianoche el coro es representado por el barquero, luego por la gente y finalmente por Padma.
            El lector se da cuenta de que los personajes monstruosos representan solo una alternativa literaria y no los juzgan desde el punto de vista moral, como pasaría en la vida real. Los elementos góticos aumentan en el lector la opinión de que su misma idea sobre los personajes se muestra ser verdadera. Los elementos barrocos, góticos y satíricos salpican el trágico flujo veloz de la narración mágico realista. La velocidad del hilo narrativo hace que la tragedia disminuya y resalta los elementos fantásticos que son contados como si fueran pequeñas realidades sin importancia, lógica y calculadamente.
           (...) El escritor utiliza también sea una distribución desigual de la atención narrativa, sea un tono monótono describiendo acontecimientos grotescos y escenas conmovedoras, dando la impresión de que todo cuenta lo mismo para la historia. Cuando el narrador nos llama la atención sobre la singularidad de un elemento, él no es fidedigno, lo que en efecto hace es distraernos la atención sobre otro elemento, que es fantástico. Varias veces, el narrador pregunta a sí mismo si la acción a la cual él fue testigo pasó de verdad. Es una duda prestada de la realidad, de los diálogos callejeros.
            (...) Como las palabras destino o sino son raramente pronunciadas, el lector tarda mucho en comprender el papel poderoso que el destino desempeña en la novela de tipo realismo mágico. Nada más identificar el hilo del destino narrado, el lector empieza a sospechar una segunda, luego tercera solución, una tercera promesa de la que va a suceder; pero nada de eso ocurre, porque el texto hace implosión por la rigidez del sino. La coincidencia está relacionada con el destino también: ocurre tan frecuente, y algo rítmicamente que el lector tiene la impresión de que está descubriendo el texto en el dibujo de un juego de ajedrez.
            Los temas son muy importantes en el realismo mágico: enfermedades inauditas e increíbles aparecen repentinamente sin lógica alguna y desaparecen del mismo modo. El Moro, de La última mirada del Moro, por Rushdie, envejece dos veces más rápidamente que otra gente; el padre de Saleem en la novela Los hijos de la medianoche, por Rushdie, sufre de la enfermedad de volverse blanco, y los habitantes de Macondo, en Cien años de soledad, por García Márquez, sufren de la llaga del olvido.
           (...)  El tema de la soledad del dictador se entreteje con el tema del rencor y la maldad, que tiene multifacetas semánticas, que confiere a la narrativa una ilusión que resulta sea cómica, o espeluznante. Son temas del Barroco, de los cuales el realismo mágico se adueñó expresándolos en un lenguaje de colores y sabores, como en la novela La última mirada del Moro, por Salmán Rushdie, que alude a la última mirada del rey árabe Boabdil el Chico, antes de dejar Granada.
            Esos temas engendran otros, de venganza, de paternidad desconocida, de los gemelos y muchos otros, pero los temas solos no hacen el estilo. Se necesita el talento del escritor y la intuición del lector para que juntos, crearan el realismo mágico, el más mágico de los estilos literarios.
            El realismo mágico es una crónica dentro de la cual son injertados los más fantásticos detalles y milagros hechos por personajes con dones y poderes estrafalarios —que son descritos por sus hazañas— todo en una épica acelerada, llena de cosas grotescas, metáforas, hipérbole y lenguaje poético.

 Disponible en:  http://www.babab.com/no29/realismo_magico.php



No hay comentarios:

Publicar un comentario